Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

132. «Por tanto, no hay ninguna condenación» – Romanos 8:1

Todo creyente está en Cristo: unido a su persona, partícipe de sus oficios, revestido con su justicia, y santificado por su Espíritu. «Por tanto, no hay ninguna condenación». Puede haber dudas. Los temores pueden hostigarnos. Hay pecado en nosotros, pero ningún pecado nos es imputado. El creyente no tiene cargos en su contra. En virtud de su unidad con Cristo, ha sido absuelto de toda acusación, permanece justificado de todo, es aceptado por Dios como un hijo amado, y tiene derecho a recibir toda la provisión de gracia y de gloria. Si peca, recibe castigo; al ser castigado, confiesa sus pecados con pesar; al confesar sus pecados, Dios lo perdona en fidelidad y justicia; así es llevado nuevamente a reclamar y suplicar la obra completa de Jesús, y encuentra que no es condenado, sino absuelto. Nadie puede reclamarle nada, porque Dios lo justifica; lo hace porque Cristo murió por él; más aún, porque fue resucitado como Garantía, y está ahora a la diestra de Dios como Abogado defensor, el cual vive siempre para interceder por él.

¡Qué bendición! ¡Qué privilegio indecible! Me recostaré sobre mi almohada esta noche, impresionado con el gran hecho: «No soy un pecador condenado, sino un hijo de Dios, justificado y amado». ¡Qué asombrosa gracia!

No hay condenación, alma mía,
es Dios quien pronuncia su Palabra;
perfecta eres en belleza
en Cristo, tu glorioso Señor.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias

Deja un comentario

Discover more from TeoGracia

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue reading

Discover more from TeoGracia

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue reading