
108. «Amó mucho» – Lucas 7:47
Ella había sido una gran pecadora; convencida de su pecado, buscó al Salvador; pidió perdón y halló misericordia. Profundamente impactada con el amor de Cristo, y la manera en que él lo manifestó, su alma resplandeció correspondiéndole su amor. No solo lo amó, sino que lo amó mucho: y por tanto pudo soportar el desprecio, la humillación y la persecución, para poder disfrutar de su presencia y escuchar su Palabra. Su amor no podría quedar encerrado en su corazón, sino que buscaba mostrarse; por tanto, trajo el frasco de alabastro lleno de perfume, lavó sus pies con lágrimas, los secó con el cabello de su cabeza, y los ungió con el perfume.
Aquí tenemos un ejemplo: nosotros también somos grandes pecadores; Jesús nos ha recibido con amor y ha perdonado nuestros pecados; su amor por nosotros es tan grande como lo fue con esta mujer, pero ¿nuestro amor por él es igual al de ella? Me temo que no. ¿Pero por qué? Porque nuestra convicción de pecado no es tan clara, nuestra percepción de nuestra indignidad no es tan vívida, nuestra comprensión del peligro no parece tan preocupante, y nuestro entendimiento de la misericordia perdonadora no es tan profundo. No podemos amar a la fuerza. Pero podemos direccionar nuestros pensamientos hacia Jesús, y buscar que el Espíritu Santo derrame ampliamente su amor en nuestro corazón.
Oh Dios del cielo, por un amor como el tuyo,
¿qué honores de gratitud podremos mostrar?
Donde se perdona mucha transgresión,
que el amor resplandezca igual fervor.
Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias
Deja un comentario