
04. «Esta vez alabaré al Señor» – Génesis 29:35
La ingratitud es un pecado grande, y sin embargo es muy común. Las misericordias pasan desapercibidas; se disfrutan sin gratitud y se van sin alabanza. Cuántos favores hemos disfrutado que nunca reconocimos. Pero el Señor ha dicho: «El que me ofrece alabanzas, me honra». Reflexionemos sobre nuestras misericordias, arrepintámonos de nuestra ingratitud, y digamos con Lea: «Esta vez alabaré al Señor». ¿Quién podría tener más motivos? ¿Cuándo tendremos una oportunidad más favorable? Comencemos de inmediato, y alabemos a Dios por los favores temporales, pero especialmente por las bendiciones espirituales. Bendigámoslo por lo que ha hecho, y por lo que ha prometido; por lo que nos fue dado en Adán, pero más aún por lo que nos ha sido dado en Cristo; porque Dios ha provisto generosamente todo lo que podemos necesitar, y ha presentado todo lo que ha provisto para que lo recibamos sin dinero y sin costo. Todo lo que nos envía lo hace con amor, todo lo que nos hace es por misericordia, ya sea agradable o doloroso. Por tanto, prestemos atención a la exhortación del apóstol: «Den gracias a Dios en todo, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús». «Den siempre gracias por todo al Dios y padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo». «¡Hermosa es la alabanza de los hombres íntegros!».
Bendice, alma mía, al Dios vivo;
Haz volver mis pensamientos, que vagan lejos.
¿Por qué las maravillas que él ha obrado,
habrían de perderse en el silencio y el olvido?
Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias
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