Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Cinco desafíos para futuros misioneros

Hace cinco años mi familia cruzó el Atlántico para plantar una iglesia en el mundo árabe. Un gobernante árabe había donado generosamente un terreno para una iglesia evangélica. Aunque el traslado implicaba riesgos, mi esposa y yo razonamos que claramente se había abierto una puerta para el evangelio. A la luz de nuestro conocimiento de Dios y sus propósitos mundiales a través de su iglesia, valía la pena correr esos riesgos.

A medida que se acerca el evento CROSS19 en enero, mi oración es que el Señor use la conferencia para implantar cinco convicciones fundamentales en lo profundo de los corazones y las mentes.

1. Tener claro el evangelio

Cualquier entrenador te dirá que un equipo jamás va más allá de las nociones fundamentales. Lo mismo aplica para las misiones. Si empezamos a pensar que hay asuntos más urgentes que el evangelio, perdemos la misión misma que Dios nos ha dado. Así como el Jesús resucitado instruyó al Pablo encarcelado que diera «testimonio de mí» (Hechos 23:11), nuestra misión es dar a conocer los hechos acerca de Jesucristo al mundo perdido.

El evangelio es un anuncio de hechos públicos relevantes y con autoridad para cada portador de la imagen. Necesitamos jóvenes hombres y mujeres que vayan al campo misionero con claridad del evangelio y urgencia del evangelio, y un compromiso con proclamar los hechos acerca de Jesús para persuadir a otros a que crean.

2. Estar feliz y plenamente comprometido con la iglesia local

Las palabras «feliz y plenamente» son importantes. La iglesia local no es un obstáculo innecesariamente difícil por superar en tu aspiración a las misiones. La iglesia no está ahí simplemente para firmar las aprobaciones que necesitas. La iglesia local es la institución ordenada por Dios y comisionada por Jesús responsable de enviar misioneros.

Aun en los contextos pioneros donde no hay iglesia, los misioneros saludables verán su aislamiento de la iglesia como una excepción, no como la norma. Necesitamos misioneros que estén felices y plenamente ligados a la iglesia local, que amen la responsabilidad y el aliento que ella entrega, y que estén buscando su bien mediante un pensamiento cuidadoso y bíblico.

Al final del primer viaje misionero de Pablo, el apóstol regresó por las ciudades donde fue perseguido para enseñar y designar ancianos en las iglesias (Hechos 14:24-28). La iglesia lo envió (Hechos 11:30), y la plantación de iglesias era su objetivo. Nuestras estrategias misioneras deberían priorizar la iglesia como lo hizo Pablo.

3. Estar dispuesto a ir y quedarse

Todos hemos oído de las estrellas de un solo éxito: tienen solo una canción exitosa y nunca más se sabe de ellos. Necesitamos urgentemente jóvenes misioneros comprometidos con ir y quedarse a largo plazo. La gloria y la dignidad eternas de Dios son especialmente magnificadas en la ida de sus siervos que trabajan arduamente por años aun cuando hay pruebas difíciles y pocos frutos visibles. Estoy agradecido por los Adoniram Judson, por los William Carey, y muchos otros que nos siguen enseñando que el éxito duradero no se puede medir por lo que es inmediatamente visible al ojo.

La iglesia y el mundo necesitan personas cuya ambición sea caer como el grano de trigo en la tierra y morir, y así producir mucho fruto (Juan 12:24). Necesitamos con urgencia a alguien que tenga una visión de fidelidad permanente en el largo plazo, mucho después que haya pasado el entusiasmo de una conferencia.

4. Estar dispuesto a perseverar en correr riesgos

Si vas, será riesgoso. Está la decisión inicial y los desafíos por vencer en el proceso de llegar allá y establecerse. Están los riesgos inmediatos de lo que se deja atrás. Los misioneros de los que más he aprendido son los que no se establecen ni se acomodan, sino que siguen corriendo riesgos por el evangelio que glorifican a Dios y son potenciados por la fe. El horizonte de sus vidas está puesto en la eternidad, no el retiro, y siguen arriesgando la vida en vista de aquella.

Después de tres viajes misioneros, y muchas conversiones e iglesias plantadas, Pablo podría haberse establecido en un lugar. En vez de ello, siguió arriesgando su vida para testificar del evangelio aun como prisionero de Roma (Hechos 21-28). Que el Señor se complazca en levantar misioneros cuya confianza esté firmemente arraigada en el Dios soberano de la Escritura, misioneros dispuestos a correr riesgos que tengan sentido solo si Dios es quien dice ser y es digno de confianza en el cumplimiento de sus promesas.

5. Ser constante en la oración

Si el Espíritu Santo no es central en tu estrategia misionera, necesitas una nueva estrategia. Las misiones siempre dependerán de la oración constante y fiel. Solo el cielo va a revelar cuántas batallas han sido ganadas a través de la oración invisible, difícil y sacrificial. La iglesia necesita jóvenes dispuestos a hacer ese sacrificio.

Hechos es claro: el evangelio no habría llegado a lo último de la tierra (Hechos 1:8) sin un riguroso compromiso con la oración (Hechos 1:24; 4:31-35; 6:6-7; 28:8). Mi oración es que el Señor levante a muchos que sigan luchando en las trincheras, dispuestos a traer el cielo con la oración hasta que el Cordero que fue sacrificado reciba la recompensa de su sufrimiento.

Cada nueva conferencia trae muchas nuevas posibilidades. A medida que se acerca CROSS19, que el Señor de la cosecha levante obreros (Mt 9:38) que amen su evangelio y su iglesia, y se comprometan a largo plazo a esforzarse en sus caminos para cumplir sus gloriosos propósitos.

Por: Josh Manley

Fuente: 5 challenges future missionaries

Traducido por: Proyecto Nehemias

Publicado por: Mariafernanda Artadi

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