
Jesus el Rey que salva
Uno de los malhechores que estaban colgados allí Le lanzaba insultos (blasfemias), diciendo: “¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a Ti mismo y a nosotros!” Pero el otro le contestó, y reprendiéndolo, dijo: “¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena? Nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero éste nada malo ha hecho.” Y añadió: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en Tu reino.” Entonces Jesús le dijo: “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23.39-43
porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.” Lucas 19.10
Por tanto, hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.” Lucas 13.30
También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, 29 para que nadie se jacte delante de Dios. 1 Corintios 1.28
“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”
La historia del ladrón en la cruz es una de mis historias favoritas de todas las Escrituras. Es increíble. A mi, me encanta este versículo que leímos en la meditación anterior.
“Por lo cual El también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de El se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.”
Hebreos 7:25 NBLH
Y la historia del ladrón en la cruz es como una exposición de este versículo. De que Jesús sí puede salvar a los que vienen a Dios por medio de él. Puede salvar. Jesús tiene una autoridad
REAL para hacerlo.
La salvación que hay con Jesús es más allá de lo que esperamos o siquiera anticipamos.
Fíjate en los detalles de la historia.
En cuanto al ladrón, su esperanza ya no existía. Estaba clavado allí en la cruz, simplemente contando los minutos hasta que muriera. Unos minutos más y los soldados iban a romperle sus piernas, para que se quedara sin la posibilidad de llenar sus pulmones por levantar su cuerpo. Así se iba a asfixiar y morir.
La descripción de él es un “malhechor”. Es decir que su misma vida había sido una vergüenza total. Un escándalo para su familia. Su familia, en cierta manera aliviada que por n se iba a acabar esta vida que había sido un desastre. ¿Qué cosa buena había hecho este hombre con su vida? ¿Qué beneficio había traído al mundo este varón? En vez de mejorar el mundo, él había empeorado el mundo. Su vida entera era una vergüenza. Un escándalo.
Sin embargo, aquí, estamos viendo esperanza para aquellas personas cuya esperanza ya no existe.
Porque en ese día cuando nadie más estaba admirando a Cristo, cuando todo el mundo estaba burlándose de él, el Señor le dio fe a un malhechor. El tenía fe.
¿Fe? Sí.
Porque ¿de qué otra manera iba a ver el cuerpo maltratado de Cristo, con todo el mundo riéndose de él y sacar la conclusión de que ahí hay un Rey, un Rey perfecto? Un Rey que pronto iba a estar en su Reino. Un Rey que va ir a su Reino, y podrá existir esperanza para el con Él.
Y no es porque él creía merecerlo. Todo lo contrario. La fe que el Señor le dio le hizo reconocer su propia condición. “Yo merezco lo que estoy padeciendo. Merezco esta condenación.”
El ladrón reconoció que él era el pecador.
Él reconoció que merecía condenación.
Él reconoció que Jesús era un Rey.
Él reconoció que Jesús era el Salvador que él necesitaba.
Él reconoció que había esperanza para él con Jesús.
Quiero que escuches la promesa sorprendente que Cristo declara:
Entonces Jesús le dijo: “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso.”
Lucas 23:43 NBLH
¿Conclusión? Jesucristo es el Rey que salva. Y si uno está en Cristo, entonces está seguro. ¡Qué tal promesa! Cristo es un Rey que salva, y tiene la autoridad para salvar y dar esperanza a aquellos cuya esperanza ya no existe.
Por: David Bhadreshwar
Libro: Palabras Poderosas desde la Cruz
Canción sugerida: Pecador, ven a Cristo Jesús
Por: Alejandro Lozano y Maricielo Lozano.
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