Reflexión y Recursos Bíblicos basados en la Gracia de Dios

Aquella Semana - día 6

Aquella Semana – día 6

En su muerte sondeamos la profundidad de su amor y compromiso.

Lucas 22:41-47. Jesús en el huerto de Getsemaní. «Se apartó de ellos [de los discípulos] como a un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas, oraba, diciendo: “Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Entonces se apareció un ángel del cielo, que lo fortalecía. Y estando en agonía, oraba con mucho fervor; y su sudor se volvió como gruesas gotas de sangre, que caían sobre la tierra. Cuando se levantó de orar, fue a los discípulos y los halló dormidos a causa de la tristeza, y les dijo: “¿Por qué duermen? Levántense y oren para que no entren en tentación”. Mientras todavía estaba él hablando, llegó una multitud, y el que se llamaba Judas, uno de los doce apóstoles, iba delante de ellos, y se acercó para besar a Jesús».
Es fuerte, es muy fuerte, es una cosa tras otra. Veamos, la misma expectación, lo que va a suceder es muy duro. Jesús está con sus amigos, pero más allá de donde están ellos. Cae de rodillas, y Marcos dice: «Él comenzó a afligirse y a angustiarse mucho y dijo: “Mi alma está muy afligida hasta el punto de la muerte”».
¡Escucha! Si fuera cualquier cobarde, cualquier hombre hablando así, podríamos entender. Pero cuando es Jesús, valiente, fuerte, ¡todopoderoso! ¡Jesús!, diciendo que su alma está muy afligida hasta el punto de la muerte, es más allá de simplemente… no sé, es muy, muy duro el aprieto, muy profunda la angustia.
Y se vuelve más intenso porque le dice: «No es mi voluntad sino tu voluntad». Se somete al Padre, y viene un ángel y lo fortalece.
Pero no es que cuando aparece al ángel todos sus problemas se van ¡no! **Luego del ángel su sufrimiento se vuelve más fuerte, **ahí viene el sudar gotas de sangre; es fuerte, el está solo, sus discípulos durmiendo, y ya podemos decir, ¡ya tocó fondo! ¡No! ¿Alguien viene?¿Quién?
Una multitud, ¿quién está a la cabeza de esa multitud? Judas, uno de sus propios discípulos, que lo está traicionando con un beso.
¿Acaso Jesús salió del cielo para esa clase de sufrimiento?
¡Sí! Él no estaba ahí por la fuerza, él estaba ahí porque escogió estar ahí.
Por lo tanto, adoremos su amor y su compromiso. Y cuando yo te digo: «Pon tu confianza en Cristo», quiero que admires y confíes en su compromiso. Romanos 8:32 hablando del propósito de Dios el Padre de mandar a Dios el Hijo, dice: «El que no negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con él todas las cosas?». La respuesta es no, no va a negar; nos va a dar todo lo que necesitamos. ¿Cómo lo sabemos? Porque no negó ni a su Hijo.
Por: David Bhadreshwar.

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