119. «No amen al mundo» – 1 Juan 2:15

¿Qué es el mundo? Una sombra; un engaño; el enemigo de Dios. ¿Qué puede hacernos? Puede encantarnos, pero nos engañará. Puede resultarnos placentero por un tiempo, pero al final nos herirá. Es terreno del enemigo; debemos pasar por el mundo, pero no deberíamos entrar en intimidad con sus habitantes. El mundo crucificó a nuestro Salvador; está en abierta rebelión contra nuestro Dios; ha cautivado, engañado y herido a muchos de nuestros hermanos; está reservado para el fuego en el juicio del gran día. Pronto seremos llamados a dejarlo, tal vez podamos ser llamados hoy; porque «¿qué es la vida de ustedes? Es como la neblina, que en un momento aparece, y luego se evapora».

Fijemos y usemos nuestro amor en un objeto más digno; enfoquemos nuestros pensamientos en el cielo, en Jesús; y busquemos la gracia para que podamos diariamente decir desde el corazón: «¿A quién tengo en los cielos? ¡Sólo a ti! ¡Sin ti, no quiero nada aquí en la tierra!». ¡Precioso Salvador! ¡Absorbe nuestra atención, fija nuestros sentimientos, y sé siempre nuestro todo absoluto! Solo Jesús, solo Jesús, debiera ser nuestro lema cada día. Solo él es digno de nuestro amor; y él se lo merece porque murió y vive para recibirlo.

Señor, aparta mi amor de este mundo,
corrige mis sentimientos;
hazme aspirar al gozo celestial,
y ya no caminar por vista.

Por: James Smith
Traducido por: Proyecto Nehemias